En un ejercicio de clase de 2º de ASS consistente en la realización de una redacción sobre los abuelos, me sorprendió gratamente la realizada por la alumna Rocío Álvarez Bernal, así que me gustaría compartir este escrito lleno de sentimientos con ustedes.
Hola, me llamo Rocío Álvarez Bernal y tengo dieciocho años recién cumplidos. En todo este tiempo que llevo en el mucho, he tenido la suerte de haber conocido a un padre fabuloso; ese padre, es mi abuelo. De pequeña solía decir “son tres las niñas que desvelan mis sueños; "mi canija" (refiriéndose a mi hermana), "mi gordita" (refiriéndose a mi prima marina) y "mi artista" (refiriéndose a mí).
Mi abuelo se merece el títulos de padre porque desde que yo era pequeña ha estado cuidando de mi. Venía a mi casa a cuidarme cuando era pequeña y cuando entre en el colegio se levantaba a las seis de la mañana nada más y nada menos que para llevarme para que sus nietecitas no pasaran frío y tuviesen que ir andando. También venía a recogerme al salir de la escuela y solía traerme “chuches” como el le llamaba a las golosinas. Hay tanto por contar de mi abuelo… Que todas la palabras que pudiesen existir en un libro se le quedan pequeñas y hay tanto cariño en ellas que ni las más brillantes estrellas podría nublar el intenso resplandor que sueltan…
Desde hace cuatro años, a mi abuelo le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson y hoy en día, él sigue luchando para que la enfermedad no empeore, para ello todos los días da largos paseos por la plazoleta y sigue una serie de actividades de rehabilitación que le mandó su médico. A su pesar, él es optimista y mira hacia delante, se siente muy apoyado por parte de mi abuela, su mujer, y en mi compañía, siente que puede conseguir todo lo que se proponga, porque para ello me tiene a mí. Porque una vez le tocó a él cuidarme y ahora me toca a mi cuidar a la persona que años atrás ha dado tanto por sus nietecillas.
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